El presidente Andrés Manuel López Obrador minimizó que un grupo de trabajadores del poder judicial en el estado de Veracruz le hayan gritado “dictador” y aventado una botella de agua y justificó el hecho diciendo que “cuando se lucha por una transformación uno tiene que estar dispuesto a pagar una cuota de humillación”.
En su conferencia matutina de este lunes en Palacio Nacional el mandatario dedicó el inicio de su última semana de mandato presidencial a criticar al ala política conservadora en el país y a culpar a los medios de comunicación.
Dijo que los medios de comunicación están muy molestos porque no reciben el dinero que antes tenáin y ha sido una regla de todo el sexenio, que lo atacan.
Ayer durante su gira lo que le gritaban era “dictador” que es, dijo, lo que menciona Aguilar Camín, y acusó incluso que la mitad de los que trabajan en el Poder Judicial son familia y cometen la irregularidad de nepotismo.
Haciendo a un lado la violencia en estados como Sinaloa, López Obrador también insistió el su ataque a la actual Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y repitió el caso de evasión de impuestos del Grupo Salinas, en donde el poder judicial tiene dos expedientes, uno de dos mil 500 millones de pesos y otro por cinco mil millones de pesos, que espera se resuelva el pago la próxima semana.
Y por el contrario, insistió en que está muy agradecido con la gente y la actitud de los inconformes siempre es la misma, pues recordó también cuando le aventaron un huevo.
Sobre la designación de Luisa María Alcalde como presidenta de Morena, dijo que está muy contento por eso y que él renuncia a la militancia.
Aclaró que está contento porque México supo elegir a la futura presidenta, una mujer con experiencia, sensible, honesta, “es lo mejor que le pudo haber pasado al país”.
