Y Sepa La Bola… pero la promesa de un sistema de salud universal y gratuito se tambalea ante la realidad de una crisis financiera que pone en jaque a miles de trabajadores del IMSS-Bienestar.
Al menos 30 mil empleados de empresas subcontratadas que brindan servicios esenciales como limpieza, alimentación y seguridad, enfrentan la posibilidad de terminar el año sin salario, aguinaldo ni prestaciones.
El origen del problema radica en la Unidad de Administración y Finanzas del IMSS-Bienestar, dirigida por María de Jesús Herros Vázquez, se nos indica.
La incertidumbre es palpable, y la posibilidad de un paro laboral se cierne sobre un programa que ya enfrenta importantes retos.
Desde hace seis meses, se acumulan deudas por casi mil millones de pesos a empresas como Ocram Seyer, que no han recibido el pago de sus facturas. La explicación oficial, repetida una y otra vez, apunta a la falta de recursos por parte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Y no se etrata de un simple retraso administrativo sino de un grave riesgo para la estabilidad laboral de miles de familias.
La comunicación con las empresas, canalizada a través del Coordinador de Servicios Generales, David Miranda, se limita a la reiteración de la falta de recursos y a la amenaza velada de sanciones por la interrupción de los servicios. Las quejas presentadas por las empresas afectadas han caído en el vacío, víctimas de la burocracia y la inexperiencia de algunos funcionarios.
La situación ha llegado a un punto crítico. Ante la falta de pagos, los prestadores de servicios amenazan con un paro que paralizaría las operaciones del IMSS-Bienestar, dejando sin servicios esenciales a las unidades médicas.
La promesa hecha el martes pasado por la presidenta, Claudia Sheinbaum, y el director general del IMSS-Bienestar, Alejandro Svarch, de cubrir los adeudos de los trabajadores antes de fin de año, ofrece un mínimo consuelo. La omisión de cualquier mención al pago a las empresas subcontratadas solo acrecienta la incertidumbre y la tensión.
El IMSS-Bienestar, un proyecto ambicioso con un potencial transformador, se encuentra atrapado en una red de ineficiencias administrativas y falta de transparencia.
La crisis actual no solo pone en riesgo la salud de los mexicanos, sino también la estabilidad económica de miles de trabajadores que, irónicamente, son esenciales para el funcionamiento del sistema. La urgencia de una solución definitiva es innegable.
Y sepa La Bola pero el tiempo se agota, porque hay cosas que no pueden esperar como la llegada de recursos a la casa de miles de trabajadores.