Alfabeto de emociones / Por Santiago Argüero de Buen

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La vida es como el alfabeto, hay que tratar de ser:

Asertivos siempre
Bondadosos, cuando la ocasión lo requiera
Comprensivos ante la pena ajena
Decididos en nuestras acciones
Emprendedores en nuestra vida profesional
Facilitadores con nuestros pares
Graciosos, que la vida está hecha para gozarla
Hiláricos, sin caer en lo ridículo
Imaginativos en nuestro actuar
Joviales, que la amargura ensombrece
Kathárticos cuando tengamos “saturada” el alma

Loables a la mínima provocación
Magnánimos en la nobleza
Novedosos, pero no creer que encontramos el “hilo negro” o el “agua tibia”
Ocurrentes, pero no simples
Planeadores, más no soñadores
Queriendo más y mejor
Reflexivos y a la vez activos
Sensibles a todo
Tangibles en nuestro actuar y hablar
Uniformes en nuestro pensar y hablar
Vigilantes de nuestra ética

Se aceptan aportaciones por las letras que faltaron, pero en suma quiero compartir con ustedes que la congruencia se traduce en la formación más genuina de nuestro ser.