El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), ha mostrado en las últimas quincenas cierta resistencia para mostrar una tendencia a la baja. El principal factor de presión de la variable han sido los costos de los alimentos, los cuales han mostrado, en promedio, alzas de hasta 15 por ciento anual.
Por ello, resulta oportuno que los consumidores eviten compras impulsivas y destinen tiempo suficiente para comparar precios y calidad de los productos, con el objetivo de elegir la mejor opción y que no lesione la economía familiar.
En este sentido, los resultados del programa Quién es quién en los precios de la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFEC), arroja una importante disparidad de precios sobre un mismo producto, por lo que resulta, por demás, ejercer un consumo inteligente para comparar precios.
Por ejemplo, el kilo de pollo entero de la marca Bachoco se puede comprar en 55 pesos en el Soriana Híper de Echegaray, pero en el Mega Soriana de Coacalco se puede conseguir en 34.90 pesos, lo que significa una diferencia de 20.10 pesos ( 61 por ciento).
Por obvias razones, la diferencia se aprecia más con el costo total del producto: Si una ama de casa, por ejemplo, compra un pollo de 2.5 kilos, el precio en las dos opciones mencionadas sería de 137 y 87.25 pesos, respectivamente, lo que implicaría una diferencia de 50 pesos.
Caso similar ocurre con el pollo de la marca Patsal, cuyo kilogramo de pollo entero tiene un precio de 34.90 pesos en la tienda Mercado Soriana de la R1, mientras que en el Super Chedrahui de Aztecas se vende en 51 pesos (46 por ciento de diferencia).
Otro caso es el pollo de la marca Pilgrim, pues el kilo se puede conseguir en 34.90 pesos en el Mega Soriana de Izcalli, mientras que en el Chedrahui Selecto de Toreo tiene un precio de 51 pesos, es decir, 17 pesos más caro.
Por lo anterior, es claro que los consumidores deben comprar precios para evitar gastos innecesarios y que podrían golpear la economía familiar.