¿Porqué los manglares ayudan a aminorar fuerza de los huracanes?

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Redacción

Con la llegada del huracán Beryl a la costa del sureste mexicano se retoma en redes sociales el tema de la importancia de la preservación de los manglares, ecosistemas costeros formados por árboles y arbustos adaptados a vivir en condiciones de alta salinidad.

Además de ser el hogar de una gran biodiversidad (peces, crustáceos y toda clase de fauna acuática), los manglares son barreras naturales que aplacan la fuerza de un huracán. Es tal la protección de estos ecosistemas que cuando llega una amenaza de ciclón, las personas guardan botes y lanchas entre los manglares para que evitar que se hundan.

Muchos manglares han sido destruidos para la urbanidad en diversos puntos del país, generando así un efecto negativo y contraproducente para las personas. Aquí te contamos cómo es que un manglar puede ayudar a frenar el destructivo poder de un huracán.

Así funcionan los manglares contra los huracanes

Los manglares desempeñan un papel crucial en la mitigación de la fuerza de los huracanes debido a sus características físicas y biológicas que actúan como una barrera natural. Estos ecosistemas costeros tienen una estructura única que les permite proteger las costas de la erosión y amortiguar el impacto de los vientos y las olas.

En primer lugar, la densa red de raíces de los manglares actúa como un ancla que estabiliza el suelo y reduce la erosión durante los eventos de tormenta. Las raíces aéreas de especies como el mangle rojo (Rhizophora mangle) forman una maraña espesa que agarra sedimentos y mantiene la integridad del suelo costero. Esto contrarresta la fuerza erosiva de las olas y las corrientes, protegiendo las áreas costeras y evitando la pérdida de tierra.

Además, los manglares disminuyen la energía de las olas y las mareas de tormenta. Cuando una ola golpea un manglar, su energía cinética es absorbida en gran parte por la masa de troncos, ramas y hojas. Esto resulta en una disminución significativa de la altura y fuerza de las olas antes de que alcancen la costa. Algunos estudios indican que una franja de manglares de 100 metros de ancho puede reducir la altura de las olas en hasta dos tercios.

Los manglares también sirven como una barrera cortavientos. La densidad del follaje y la estructura ramificada de estos árboles disminuyen la velocidad del viento a medida que éste pasa a través de ellos. Este efecto de amortiguación del viento se traduce en una reducción de los daños a la infraestructura y las viviendas situadas en zonas costeras. Durante el paso del huracán Mitch en 1998, muchos asentamientos protegidos por manglares experimentaron menos destrucción en comparación con las áreas sin esta vegetación.

La capacidad de los manglares para mitigar inundaciones es otra razón significativa de su importancia durante huracanes. Sus sistemas de raíces elevadas permiten que el agua fluya libremente, reduciendo así la presión sobre los sistemas de agua dulce y disminuyendo el riesgo de inundaciones repentinas. Esto también ayuda a la recarga de los acuíferos y a la filtración del agua, manteniendo la calidad del agua dulce.

Además de sus aspectos físicos, los manglares proporcionan un hábitat crucial para muchas especies de fauna. Durante huracanes, estas áreas actúan como refugio para aves, peces y otros animales, brindando un santuario natural que protege la biodiversidad. La presencia de una rica vida marina también contribuye a la economía local a través de la pesca y el turismo, proporcionando un incentivo adicional para su conservación.