Los dos temblores consecutivos, su magnitud y su posición cercana a la superficie fueron la causa de la destrucción masiva. Las deficientes normas de construcción también hicieron su parte. Alerta ante las “cientos de miles de réplicas”
El sismólogo Stephen Hicks, del University College de Londres (UCL), dijo que el gran terremoto que ha sacudido Turquía cerca de la frontera con Siria es “una especie de peor escenario” debido a su magnitud y a su posición cercana a la superficie.
“Lo que tenemos bajo Turquía en este caso es una especie de peor escenario de un terremoto muy grande de magnitud 7,8, pero también a poca profundidad, por lo que sólo a unos 10 kilómetros bajo la superficie. Así que provoca sacudidas muy fuertes”, explicó el experto.
Esto explica que la serie de potentes terremotos que ha sacudido la zona fronteriza entre Turquía y Siria fuera tan letal, dejando de momento 2.349 muertos y casi 11.000 heridos en los dos países, y ha derruido miles de edificios.
El primer gran terremoto se registró a la 4.17 horas (01.17 GMT) y tuvo una magnitud de 7,7 grados, según el servicio de emergencias turco Afad, con epicentro en Pazarcik en la provincia turca de Kahramanmaras. Posteriormente se produjeron varios temblores, uno de ellos de magnitud 7,6 a las 10.24 GMT.
El especialista calificó el fenómeno de “sin precedentes” y dijo que hay que esperar “decenas de miles, si no cientos de miles, de réplicas”
“Llamamos a esto un ‘doblete’”, dijo Hicks a la AFP. “Es un terremoto de tamaño similar que ocurre en un lugar y tiempo similares. Y son bastante inusuales. No son completamente inéditos. Los hemos visto ocurrir en terremotos, grandes terremotos bajo los océanos, causando tsunamis mayores. Pero creo que en términos de impacto, el impacto directo que tendrá en los esfuerzos de rescate, creo que esto es bastante sin precedentes”.
“Podemos decir con seguridad que habrá decenas de miles, si no cientos de miles, de réplicas. Esperamos que la mayoría de ellas sean pequeñas y no causen daños, pero por desgracia sigue existiendo la posibilidad de que se produzcan fuertes réplica”, agregó.
Hicks explicó que en las últimas décadas la falla de Anatolia oriental ha sufrido menos terremotos que la falla de Anatolia septentrional, más cercana a Estambul, pero existen pruebas históricas de que aquí ya se han producido terremotos de gran magnitud.
El sismólogo agregó que, por desgracia, las deficientes normas de construcción hacen que Turquía sea más vulnerable a los grandes temblores que las naciones propensas a los terremotos con códigos más estrictos, como Japón.
“Creo que todavía habría algunos edificios que se derrumbarían, eso es común en la mayoría de los terremotos, pero creo que no habríamos tenido una devastación tan generalizada y el gran número de edificios derrumbados, como hemos visto en Turquía”, dijo.
Por su parte, Naci Gorur, experto en terremotos de la Academia de Ciencias de Turquía, instó a las autoridades locales a revisar inmediatamente las presas de la región en busca de grietas para evitar inundaciones potencialmente catastróficas.
Las autoridades cortaron el suministro de gas natural y electricidad en toda la región como medida de precaución, y también cerraron las escuelas durante dos semanas.
A su vez, David Rothery, experto en terremotos de la Open University británica, explicó: “La magnitud de las réplicas, que pueden prolongarse durante días aunque su energía disminuya en su mayor parte, conlleva el riesgo de que se derrumben estructuras ya debilitadas por los fenómenos anteriores”.
“Esto hace peligrosas las labores de búsqueda y rescate”, dijo.
Las bajas temperaturas y la nieve en la zona afectada, donde también hay territorios montañosos de difícil acceso, también complican las operaciones de rescate.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, declaró que unos 45 países han ofrecido ayuda después del devastador terremoto y las fuertes réplicas que aún continúan.
Turquía se encuentra en una de las zonas sísmicas más activas del mundo.
La región turca de Duzce sufrió un seísmo de magnitud 7,4 en 1999, en el que murieron más de 17.000 personas, entre ellas unas 1.000 en Estambul.
Los expertos llevan tiempo advirtiendo de que un seísmo de gran magnitud podría devastar Estambul, una megalópolis de 16 millones de habitantes repleta de casas desvencijadas.
El último temblor de magnitud 7,8 sacudió Turquía en 1939, cuando murieron 33.000 personas en la provincia oriental de Erzincan.