Redacción
La invasión de Ucrania por parte de Rusia aumentó la preocupación de Estados Unidos por la posibilidad de que las tropas de Vladimir Putin utilicen armas biológicas, según un alto funcionario del Departamento de Estado norteamericano que se encuentra en Ginebra para revisar el tratado mundial que aborda este tipo de amenazas.
“Siempre nos ha preocupado su propio programa biológico”, dijo la subsecretaria para el Control de Armas y Seguridad Internacional, Bonnie Jenkins, desde la Misión de Estados Unidos en Ginebra. Pero esas preocupaciones han aumentado a medida que Rusia ha seguido haciendo acusaciones sin fundamento sobre el desarrollo de armas biológicas por parte de Washington en Ucrania. Esta desinformación podría ocultar el propio uso de las enfermedades infecciosas como armas por parte de Rusia, apuntó.
“Mientras continúen con la invasión no provocada de Ucrania, permaneciendo allí y haciendo lo que están haciendo y haciendo estas acusaciones, siempre existe la posibilidad de que hayan estado usando” la desinformación para encubrirlo, afirmó.
La diplomática habló en una entrevista a pasos de la sede europea de las Naciones Unidas, donde expertos en salud y seguridad están reunidos con ocasión de una conferencia de tres semanas para revisar la Convención sobre Armas Biológicas, un tratado de la época de la Guerra Fría que fue el primero en prohibir una clase de armas de destrucción masiva.
En abril, el Departamento de Estado indicó en un informe que Estados Unidos evaluó que Rusia mantiene un programa de armas biológicas ofensivas en violación del tratado de desarme. El informe destacaba infracciones anteriores, al tiempo que señalaba que la información de inteligencia en que se basa la determinación actual sigue siendo clasificada.
Hasta ahora, la campaña de desinformación de Rusia ha dominado el foro internacional que pretende fortalecer la Convención sobre Armas Biológicas. Rusia utilizó la plataforma para redoblar sus afirmaciones infundadas sobre la existencia de laboratorios de armas biológicas en Ucrania, al tiempo que sostiene que su invasión era irrelevante para el foro.
Estos comentarios han provocado la reacción de Estados Unidos, Ucrania y sus aliados.
El miércoles, tras las disputas públicas a principios de semana, Leonardo Bencini, un diplomático italiano y presidente de la conferencia de revisión, apartó a la delegación rusa de la sala para mantener una conversación privada. Los rusos sacudieron repetidamente la cabeza en señal de disconformidad, y la conversación continuó hasta que el presidente se separó e invitó a las organizaciones no gubernamentales a hacer declaraciones, que se centraron predominantemente en los avances de la ciencia y la tecnología.
Jenkins dijo que la delegación estadounidense no quiere que la campaña de desinformación de Rusia distraiga los esfuerzos de buena fe para reforzar la Convención sobre Armas Biológicas. Al cabo de tres semanas, los países deben llegar a un consenso sobre las futuras prioridades en materia de desarme.
“Rusia puede fácilmente ser un aguafiestas”, manifestó Jenkins. No se realizará otra conferencia de revisión hasta dentro de cinco años, y la desinformación rusa podría obstaculizar la rara oportunidad de avanzar, señaló.
Uno de los objetivos de la conferencia es llevar el tratado “al siglo XXI”, sostuvo, y el “covid despertó a la gente” sobre los peligros de las amenazas biológicas.