En el aeropuerto de Nueva York, Estados Unidos, agentes de inspección descubrieron que había un gatito al interior de una maleta, al pasarla a revisión por los rayos X.
El descubrimiento lo hizo personal de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA) en el aeropuerto John F Kennedy, por lo que cuestionaron al dueño del equipaje.
Sin embargo, el propietario de la maleta dijo estar tan sorprendido como el personal operativo del aeropuerto, ya que desconocía cómo fue a dar el minino al interior de su maleta.
Las autoridades del aeropuerto pretendían, en un inicio, acusar al pasajero de tráfico de animales; pero para su fortuna apareció la dueña del gato y la situación quedó aclarada.
Se comprobó que todo fue un accidente y el felino regresó a su casa sano y salvo; el pasajero pudo realizar su viaje sin más contratiempos.