Redacción
A pesar de la tristemente célebre costumbre de los candidatos mexicanos de declararse todos ganadores en sus respectivas elecciones en cuantos las casillas cierran, la renovación de la Cámara de Diputados en México deja un serie de complejas realidades y agridulces resultados para todos los involucrados, incluido Morena y la “alianza opositora”.
Las elecciones de este 6 de junio ya eran históricas y complicadas en la previa. En medio de una pandemia, COVID-19, y ante un periodo de violencia, inseguridad y polarización para los candidatos, México movilizó a más de 90 millones de votantes para elegir más de 21,000 cargos. Incluidos están los 500 escaños de la Cámara de Diputados.
Luego de la jornada electoral, finalmente el bloque opositor, conformado por el PAN (Partido Acción Nacional),el PRI (Partido Revolucionario Institucional) y el PRD (Partido de la Revolución Democrática) le arrebataron a Morena, según el conteo rápido del INE, la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, con la que podían reformar la Constitución mexicana.
Ahora, el partido de López Obrador necesitará de sus aliados PT (Partido del Trabajo) y PVEM (Partido Verde Ecologista de México) para sostener su endeble mayoría absoluta, de 250 más un diputado. El senador Manuel Velasco ya perfiló este domingo que venderán caro su apoyo a la llamada “Cuarta Transformación”.
En ningún caso, ni aunque Movimiento Ciudadano se subiera a la barca del oficialismo, podría Morena encabezar una reforma constitucional sin pasar por las puertas de contención de la alianza opositora. A pesar de haber fallado en su intento por recuperar el control de San Lázaro, el PAN, PRI y PRD mejoraron todos ellos sus números con respecto a 2018. Consiguieron, en el escenario más benéfico para ellos, la llave para negociar grandes reformas, las que prefiere el ocupante de Palacio Nacional.
En el mejor de los casos, de acuerdo con el conteo rápido y cifras preliminares, el bloque de oposición, con la eventual adición de Movimiento Ciudadano una vez que el proceso electoral acabe y la LXV sea inaugurada en septiembre, llegaría a 240 votos, un umbral más que aceptable sobre todo para las siempre feroces negociaciones del Presupuesto Federal.